WMN meets SAIGON
Text, photography, and illustration by Mercedes Polo Portillo
Vietnam has experienced remarkable growth in recent years. A land of natural wonders, it´s a safe and welcoming destination renowned for its spectacular landscapes and vibrant culture.
Our journey seeks to capture the essence of this easternmost nation in Southeast Asia. Travelling from south to north by road, we delve into the complexity of its society—its villages, towns, cities, rituals, and traditions. WMN Travels offers guides where understanding and respect for the region and its people are paramount while also highlighting places of charm and cultural significance.
One of WMN’s main missions is to shape a narrative that contextualizes the situation of women in different parts of the world. My trip to Vietnam allowed me to explore the lives and realities of Vietnamese women across generations and gain insight into the experiences of the LGBTQ+ community.
UNDERSTANDING THE SITUATION OF WOMEN IN THE COUNTRY
Although gender inequality remains evident in many aspects of Vietnamese society, women constitute a vital part of the labour force. Throughout my journey, I observed that professions related to trade, agriculture, and farming were predominantly occupied by women.
This reality highlights several factors that help contextualise the current situation in the country. In many cases, men migrate temporarily to cities or abroad to work and send resources to their families, which contributes to the greater visibility of women as an active labour force within the national territory. The presence of women in the workforce is not new: their participation has deep cultural and historical roots, reinforced during the war, when they assumed fundamental roles in the economy and community life. However, despite their central and sustained contributions, women continue to face structural inequalities in terms of wages, access to education, and representation in positions of power.
Nevertheless, Vietnam ranks among the leading Southeast Asian countries in terms of gender equality. This positive progress is evident in the implementation of public policies focused on reducing disparities in key areas such as politics, education, and employment.
Ho Chi Minh City, still affectionately known as Saigon, is both chaotic and densely populated, yet it carves out vibrant spaces for counterculture that reflect the striking contrasts within Vietnamese society. Amid towering modern buildings—often adorned with lush greenery that bridges the urban and the natural—emerge creative hubs that honour local character and aesthetics while exploring new forms of leisure. These places pulse with good music and attract a diverse crowd. Here, modernity exists in symbiosis with tradition, offering a vivid glimpse into a Vietnam alive with cultural energy and transformation.
The first stop is the Ho Chi Minh City Museum of Fine Arts, a striking yellow building that stands out among the grey structures around it. Built in 1934 as the residence of a wealthy family, it showcases French colonial architecture, a clear reminder of Vietnam’s past under colonial rule.
What stood out to me most was the significant presence of female artists, along with frequent references to the important role of women in Vietnamese society. These are the artists and pieces that caught my attention the most:
I should also highlight a key section of the museum: Sketches of the Southern Resistance—a powerful collection of drawings created during the war that helps contextualize the conflict from a Vietnamese perspective. One part of the exhibition is dedicated to female guerrillas, featuring portraits of women whose contributions were crucial to the struggle for victory. This collection belongs to the broader category known as Revolutionary Fine Arts.
Another must-see is the Southern Women's Museum (established in 1985), a space dedicated to celebrating the contributions of women—particularly during the Vietnam War. The museum offers valuable insight into their daily lives, cultural traditions, and religious practices, highlighting women's vital role in the nation’s history.
I would like to make special mention of the cultural effervescence of the younger generations, who seem to be sketching out an identity in transformation—more open to contemporary changes, questioning inherited norms, and embracing a freer, more ambiguous, and fluid form of expression.
During my visit to Saigon, I encountered aesthetics in which gender not only becomes blurred but also transforms into a space for exchange. A casual disregard for binary categories and the adoption of visual codes associated with queer culture were characteristic features of the city’s social life.
In these same spaces, music serves as another channel for exploring identity. The embrace of genres such as progressive rock, psychedelia, or ambient electronic music represents a sensory and aesthetic search that aligns with this desire for disruption.
This landscape suggests that, beneath the surface of a society shaped by the weight of history and tradition, a new sensibility is emerging—more hybrid, more global, yet also deeply local in the way it appropriates and reinterprets the contemporary.
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ESP
Vietnam, un país que ha protagonizado un vertiginoso desarrollo en los últimos años, un territorio infestado de marravillas naturales que ha conseguido transformar la destrucción y desolación de una reciente guerra en un destino seguro, amigable y de belleza inimaginable.
Nuestro viaje busca abarcar la diversidad del país más oriental del sudeste asiático, recorriéndolo por carretera de sur a norte y adentrándonos en la complejidad de su sociedad, sus pueblos, ciudades, ritos y tradiciones. WMN Travels propone guías de viaje en las que el conocimiento y el respeto por el lugar y sus habitantes son fundamentales, compartiendo además rincones con encanto y de interés cultural.
Una de las principales misiones de WMN es construir un discurso narrativo que contextualice la situación de la comunidad femenina en distintos rincones del planeta. En este sentido, mi viaje por Vietnam me ha permitido explorar las circunstancias y realidades que viven las mujeres locales de diferentes generaciones, así como hacer una revisión de la situación de la comunidad LGTBI+.
CONTEXTUALIZACIÓN DE LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN EL PAÍS
Aunque la desigualdad de género sigue siendo evidente en numerosos aspectos de la sociedad vietnamita, las mujeres representan una parte fundamental de la fuerza laboral. Durante el viaje pude observar cómo el colectivo femenino se adueñaba de la mayoría de oficios vinculados al comercio, la agricultura y la ganadería.
Esta realidad revela varios factores clave que ayudan a contextualizar la situación actual del país. En muchos casos, los hombres emigran temporalmente a las ciudades o al extranjero para trabajar y enviar recursos a sus familias, lo que contribuye a una mayor visibilidad de las mujeres como fuerza laboral activa dentro del territorio nacional. La presencia femenina en el ámbito productivo no es nueva: su incorporación al trabajo tiene profundas raíces culturales e históricas, acentuadas durante la guerra, cuando asumieron roles fundamentales en la economía y en la vida comunitaria. Sin embargo, a pesar de su papel central y sostenido, las mujeres continúan enfrentando desigualdades estructurales en cuanto a salarios, acceso a la educación y representación en espacios de poder.
En el presente, Vietnam se encuentra entre los países del sudeste asiático con una posición destacada en términos de igualdad de género. Esta evolución positiva se refleja en el impulso de políticas públicas orientadas a la igualdad que tienen el objetivo de reducir las disparidades en áreas clave como la política, la educación y el empleo.
La ciudad de Ho Chi Minh, también conocida como Saigón, acontece caótica y superpoblada, ofreciendo un espacio para una contracultura que evidencia los contrastes de la sociedad vietnamita. Entre edificios contemporáneos caracterizados por su pronunciada verticalidad y que presentan, en ocasiones, ornamentos vegetales (estrechando el vínculo entre urbe y naturaleza), encontramos diferentes bastiones creativos que, respetando el carácter local y su estética, formulan nuevas formas de ocio que son acompañadas por buena música y gente muy diversa. La modernidad hace una simbiosis con lo tradicional y demuestra que el país se encuentra en estado de ebullición cultural.
Una de las primeras visitas museísticas nos conduce al Museo de Bellas Artes de la Ciudad de Ho Chi Minh, una edificación de fachada amarilla que se alza imponente entre los edificios grises que la rodean. Construido en 1934 como residencia de una familia burguesa, exhibe rasgos típicos de la arquitectura francesa, reflejo de la época colonial.
Uno de los detalles que me llamó más la atención fue el porcentaje de artistas femeninas que ocupaban su paredes, así como las constantes referencias a la importancia de la mujer en la sociedad vietnamita. Seguidamente comparto aquellas que más me llamaron la atención (ver obra en el texto en inglés).
Le Thi Luu
Kim Bach
También quiero destacar una sección clave del museo: Sketches of the Southern Resistance, una colección de bocetos realizados durante el conflicto que ayuda a contextualizar la guerra. Incluye, además, un apartado dedicado a las female guerrilla, con retratos de mujeres cuya participación fue fundamental en el camino hacia la victoria. Esta muestra forma parte del conjunto conocido como Revolutionary Fine Arts.
Otra parada obligatoria es el Museo de las Mujeres del Sur de Vietnam (1985), cuyo espacio es dedicado a los logros de la comunidad femenina, especialmente durante la histórica guerra, ofreciendo una visión de su vida cotidiana, sus prácticas religiosas y su patrimonio cultural.
Quisiera hacer especial mención a la efervescencia cultural de las nuevas generaciones, que parecen estar esbozando una identidad en transformación, más abierta a los cambios contemporáneos, cuestionando las normas heredadas y abrazando una forma de expresión más libre, ambigua y fluida.
Durate mi visita a Saigón encontré estéticas en las que el género no solo se difumina, sino que se convierte en un espacio de intercambio. La despreocupación por las categorías binarias o la adopción de códigos visuales que remiten a las corrientes queer, eran rasgos característicos de la vida social de la ciudad.
En estos mismos espacios, la música es otro canal de exploración identitaria. El consumo de géneros como el rock progresivo, la psicodelia o la electrónica ambiental se instaura como una búsqueda sensorial y estética en sintonía con esta voluntad de ruptura.
Este panorama sugiere que, bajo la superficie de una sociedad marcada por el peso de la historia y la tradición, se está gestando una nueva sensibilidad: más híbrida, más global, pero también profundamente local en su forma de apropiarse de lo contemporáneo.